Viernes, 19 Abril 2024

Oraciones a San José

Oración a San José

San José, casto esposo de la Virgen María: intercede para obtenerme el don de la pureza.

Tú, que a pesar de tantas incertidumbres supiste aceptar dócilmente el Plan de Dios tan pronto supiste de él, ayúdame a tener esa misma actitud para responder siempre y en todo lugar, a lo que el Señor me pida.

Varón prudente que no te apegas a las seguridades humanas, sino que siempre estuviste abierto a responder a lo inesperado, obtenme el auxilio del Divino Espíritu para que viva yo también en prudente desasimiento de las seguridades terrenales.

Modelo de celo, de trabajo constante, de fidelidad silenciosa, de paternal solicitud, obtenme esas bendiciones, para que pueda crecer cada día más en ellas y así asemejarme día a día al modelo de la plena humanidad: el Señor Jesús.

 

Súplica a San José

José dulcísimo y Padre amantísimo de mi corazón, a ti te elijo como mi protector en la vida y en la muerte; y consagro a tu culto este día, en recompensa y satisfacción de los muchos que vanamente he dado al mundo, y a sus vanidades.

Yo te suplico, con todo mi corazón, que por tus siete dolores y goces, me alcances de tu adoptivo Hijo Jesús y de tu verdadera esposa, María Santísima, la gracia de emplearlos a mucha honra y gloria suya, y en bien y provecho de mi alma.

Alcánzame vivas luces para conocer la gravedad de mis culpas, lágrimas de contrición para llorarlas y detestarlas, propósitos firmes para no cometerlas más, fortaleza para resistir a las tentaciones, perseverancia para seguir el camino de la virtud; particularmente lo que te pido en esta oración (hágase aquí la petición) y una cristiana disposición para morir bien.

Esto es, Santo mío, lo que te suplico, y esto es lo que mediante tu poderosa intercesión, espero alcanzar de mi Dios y Señor, a quien deseo amar y servir, como tú lo amaste y serviste siempre, por siempre, y por una eternidad. Amén.

 

Oración para todos los días

Glorioso Patriarca San José, animado de mucha confianza en tu gran eficacia, a ti acudo para que seas mi protector durante los días de mi destierro en este valle de lágrimas.

Tu altísima dignidad de Padre putativo de mi amante Jesús, hace que nada se te niegue de cuanto pidas en el Cielo. Se mi abogado, especialísimamente en la hora de mi muerte, y alcánzame la gracia de que mi alma, cuando se desprenda de la carne, vaya a descansar en las manos del Señor. Amén.

Jaculatoria: Bondadoso San José, Esposo de María, protégenos; defiende a la Iglesia y al Sumo Pontífice y ampara a mis familiares, parientes, amigos y bienhechores.

 

Visita a San José

¡Oh! castísimo esposo de la Virgen María, mi amantísimo protector San José, todo el que implora tu protección experimenta tu consuelo. Se, pues, tú mi amparo y mi guía.

Pide al Señor por mí, líbrame del pecado, socórreme en las tentaciones y apártame del mal y del pecado. Consuélame en las enfermedades y aflicciones. Haz que mis pensamientos, palabras y obras sean fiel figura de cuanto te pueda ser grato para merecer dignamente tu amparo en la vida y en la hora de la muerte. Amén.

Jaculatoria: ¡Oh glorioso San José! Haz que sea constante en el bien; corrige mis faltas y alcánzame el perdón de mis pecados.

 

Consagración a San José

¡Oh! Glorioso Patriarca San José, heme aquí, postrado de rodillas ante tu presencia, para pedir tu protección.

Desde ahora te elijo como a mi padre, protector y guía. Bajo tu amparo pongo mi cuerpo y mi alma, propiedad, vida y salud. Acéptame como hijo tuyo. Presérvame de todos los peligros, asechanzas y lazos del enemigo.

Asísteme en todo momento y en la hora de mi muerte. Amén.

 

Consagración a San José ante las tribulaciones

Escucha, querido San José, una palabra mía: Yo me veo abrumado de aflicciones y cruces y a menudo lloro despedazado bajo el peso de estas cruces y me siento desfallecer. No tengo fuerzas para levantarme y deseo que mi Bien me llame pronto. En la tranquilidad, no obstante, entiendo que no es cosa difícil el morir, pero sí el bien vivir.

¿A quién acudiré, si no a ti, que eres tan bueno y querido, para recibir luz, consuelo y ayuda?

A ti, pues, consagro toda mi vida, y en tus manos pongo las congojas, las cruces, los intereses de mi alma, de mi familia, de los pecadores, para que, después de una vida tan trabajosa, podamos ir a gozar para siempre, contigo, de la bienaventuranza del Paraíso. Amén.

Jaculatoria: San José, Protector de atribulados y de los moribundos, ruega por nosotros.