Recientemente, mi amigo Roberto O'Farrill me mostró cómo y porqué San José es el camino hacia nuestro señor Jesucristo, me mostró también como él puede llevarnos a conseguir favores y milagros y lo único que hice yo, fue ponerme blandito, cooperar, tener fe y pedirle.
Cuando Roberto me habló de este tan noble santo, en mi vida había confusión y frustración, yo sentía estar en problemas en mi ámbito económico, laboral y el familiar y no pasó más de una semana cuando las cosas empezaron a cambiar, al verlo y sentirlo, le envié un mensaje a mi amigo Roberto y él al más puro estilo teresiano me contestó únicamente: “es cosa que espanta”.
No de mucho serviría que yo contara cada una de mis experiencias, bastaría con citar a santa Teresa de Jesús y decir “solo pido, por amor de Dios que lo pruebe quien no me creyere; y verá por experiencia el gran bien que es encomendarse a este glorioso Patriarca y tenerle devoción”, y permítanme decirles que existe quién se resiste a pedirle, allá ellos, sin embargo yo les insisto, pues quisiera que todos se vieran favorecidos del amor de San José, no hay momento que dude en agradecerle y en pedirle y no hay momento en el que él no interceda ante Jesús. Si en efecto, mi vida ha cambiado y no es decir que se ha volteado, porque lo que ha cambiado es mi forma de vivir, trabajo con más gusto, atiendo a mi familia con más amor y vivo todo momento con la confianza de saber que san José está ahí, quién no me crea, solo atrévase a intentarlo y san José le dará la claridad y le manifestará su amor.
Ante esto, no podía dejar pasar la fiesta de san José por desapercibida y nuevamente acudí a mi amigo Roberto, me dijo que iba a pensar que podría yo hacer y fue así, como posteriormente me invitó a participar en el patrocinio de la edición del libro "José y María Historia de un Gran Amor" del teólogo Carlos Saravia Máynez y comparto con ustedes la experiencia de que al lado de este noble santo es mucho más fácil no desistir de mis sueños y no darle tanta importancia a los problemas que no puedo resolver, porque se van a resolver.
Hace casi 31 años mi padre partió de este mundo, dejando un enorme hueco en mi vida, Dios decidió llevárselo sin darme la oportunidad de despedirme de él, un infarto fulminante fue la razón de su muerte y me tuve que acostumbrar a crecer sin padre. Muchos años después, el buen san José ha llenado este hueco, no hay paso que de que no vaya acompañado de él, consciente o inconscientemente su presencia es continua… ¿qué mas pudiera yo pedir? Tengo un padre que siempre me acompaña y me acompañará hasta mi lecho de muerte.
Gracias san José, gracias por tu compañía, gracias por ser un fiel y seguro conducto hacia nuestro Señor…