Después de dos años de casados, mis padres no podían tener hijos. Una tía les recomendó que hicieran los 7 domingos al Señor San José, que nunca niega nada, y al quinto domingo, ¡mi madre estaba esperándome!
En agradecimiento me llamo Ma. Cristina Josefina y siento un gran amor por San José, por haberme tenido en sus brazos, y por su responsabilidad en la formación, acá en la tierra, de nuestro Salvador, Jesús de Nazaret.