Yo agradezco a San José su intercesión para mi vocación al matrimonio. Estudié en una escuela dirigida por madres josefinas, donde se nos enseñó el amor y cariño que deberíamos tenerle al padre de Jesús, canté con fervor su himno cada año de mi primaria y me encomendé a él durante todos esos años. Al término de mi vida escolar (licenciatura en contaduría pública) Dios me premió poniendo en mi vida a Daniel, mi esposo, con el que actualmente comparto una familia maravillosa, con 4 hermosos hijos y a los que todas las noches al hacer nuestra oración encomendamos nuestra vocación a San José, al que le pedimos buenos esposos o esposas, si es que nuestra vocación fuese el matrimonio.