Sábado, 27 Abril 2024

Editoriales

Olivos del huerto de Getsemaní

Olivos del huerto de Getsemaní

Tanto los jardines, como el huerto de Getsemaní, emplazados en las faldas del monte de los Olivos, en el valle Cedrón, al este de Jerusalén, son un lugar sagrado de nuestro mundo por las tantas ocasiones en las que allí estuvo el Señor y por ser el sitio en el que sostuvo un intenso diálogo con el Padre celestial en la configuración de la voluntad humana con la voluntad divina y en una decisión de amor que llegó más allá de la voluntad en las palabras de Jesús: “no sea lo que yo quiero, sino lo que quieras tú” (Mc 14,36).

Monte de la Transfiguración

Monte de la Transfiguración

Jesús tomó consigo a Pedro, Santiago y Juan; los llevó a un monte alto, “y se transfiguró delante de ellos” (Mc 9,2). En este milagro de la Transfiguración ocurrió una Teofanía en la que Dios Padre presentó a su Hijo Jesucristo luego de formarse milagrosamente una nube que cubrió con su sombra a los apóstoles Pedro, Santiago y Juan, y de la que vino una voz que les dijo: –“Este es mi Hijo amado”. Luego les hizo saber, tanto a ellos como a nosotros, lo que todo cristiano ha de hacer con respecto a Jesús: “Escúchenle” (Mc 9,7).

Sandalias del Santísimo Salvador

Sandalias del Santísimo Salvador

San Juan Bautista dijo, refiriéndose al Señor: “No soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias” (Mc 1,7). En su caminar, Jesús parecía no andar; los hombres no pisan la tierra de ese modo, de tan armoniosa manera, con pasos que parecían amarse entre sí. Recorrió valles alfombrados de florecillas, caminó hacia las montañas desde las que habló a la planicie, y a las aguas del mar las convirtió en un sendero sobre el nunca había caminado hombre alguno. Las Sandalias que envolvieron sus pies dan cuenta del camino que recorrió quien a sí mismo se hizo Camino, tal y como él mismo expresó con sus inolvidables palabras: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6).

Tinajas de las Bodas de Caná

Tinajas de las Bodas de Caná

El primer milagro obrado por Jesús, a pedido de la Virgen María, fue la transformación del agua en vino, con ocasión de una boda que tuvo lugar en Caná de la Galilea a la que asistieron como invitados, milagro que Jesús obró sobre “seis tinajas de piedra, puestas para las purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas cada una” (Jn 2,6), con capacidad de cien litros, conocidas como Hidrias, utilizadas para conservar fría el agua.

Sínodo Amazónico

Sínodo Amazónico

Desde que el papa Francisco convocó, el 15 de octubre de 2017, a una Asamblea Sinodal Especial sobre la Panamazonía, con el objetivo de “encontrar nuevos caminos para la evangelización de aquella porción del Pueblo de Dios, sobre todo de los indígenas”, era previsible que aunque la temática se refiere a una región específica, como la Panamazonía, las reflexiones propuestas irían más allá del territorio geográfico, pues abarcan toda la Iglesia. La primera reunión del Consejo Pre-Sinodal se celebró en la sede de la Secretaría General del Sínodo los días 12 y 13 de abril de 2018, con la presencia del papa Francisco.

Cinturón de la Virgen María

Cinturón de la Virgen María

La Virgen María quiso dejar en nuestro mundo, por voluntad propia, una sagrada reliquia que estuvo en contacto con su cuerpo inmaculado. Se trata de su Cinturón o Cíngulo, entregado por ella misma al apóstol santo Tomás al momento de su Asunción a los cielos en cuerpo y alma, como refiere la tradición patrística basada en el antiguo relato siriaco Narración del Pseudo José de Arimatea, en el que se narra la manera en la que Tomás recibió la reliquia de manos de María.

Manto de la Virgen María

Manto de la Virgen María

El Manto de la Virgen María ha sido, desde siglos, símbolo de protección sagrada y maternal, protección que ella expresa ya en su relación de madre con su divino Hijo, como lo muestra el icono bizantino de la Virgen de la Pasión, venerado en la ciudad de Roma, y conocido en Occidente como Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, icono que presenta, a ambos lados del rostro de la Virgen, a dos ángeles pasionarios en tanto que el Niño Jesús mira con susto la cruz mientras aprieta con sus dos manitas la mano derecha de su Madre al tiempo que una de sus sandalias cae de su pie aunque permanece sostenida discretamente por una correa.

Velo de la Virgen María

Velo de la Virgen María

Durante el providencial suceso de la Anunciación, ante el saludo del ángel, la Virgen María se mantuvo serena, la cabeza siempre erguida y sin alterarse en lo mínimo. No le alteró la presencia del ángel aunque sí lo que dijo, como refiere el Evangelio: “Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo” (Lc 1,29). Es de considerar que la dignidad de la creatura en cuyo seno se encarnaría el Verbo eterno de Dios, de quien ella sería Madre, fuese superior en dignidad a la del Mensajero celestial. ¿Es de suponer que a ella, concebida sin culpa ni pecado, los espíritus puros del cielo le pareciesen naturalmente afines a la pureza inmaculada de ella misma? Sí, pues para las creaturas del mundo sobrenatural, lo sobrenatural es natural.

Cabellos de la Virgen María

Cabellos de la Virgen María

No existen en nuestro mundo reliquias procedentes del cuerpo de la Virgen María debido a que ella fue elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial por voluntad y por una gracia especial querida por Dios. Así lo establece la Constitución Dogmática Lumen Gentium del Concilio Vaticano II en su numeral 59: “Finalmente, la Virgen Inmaculada, preservada inmune de toda mancha de culpa original, terminado el decurso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial y fue ensalzada por el Señor como Reina universal con el fin de que se asemejase de forma más plena a su Hijo, Señor de señores (cf. Ap 19,16) y vencedor del pecado y de la muerte”.

Santa Camisita del Niño Jesús

Santa Camisita del Niño Jesús

Misterio que se desprende de la encarnación del Verbo eterno de Dios, es el cuerpo sagrado de Cristo en el que se manifiesta su humanidad, y que engendrado en el seno virginal de María, su madre, nació niño sin dejar de ser Dios en el inefable misterio de una misma persona con naturaleza divina y con naturaleza humana. Dios divinísimo y hombre humanísimo en el mismo niño que nació, en el hombre mismo que murió.

Casa de San José

Casa de San José

En la ciudad de Nazaret, en Galilea, Israel, se conserva el sitio donde estuvo la casa de san José y su taller. En este lugar ocurrieron acontecimientos celestiales, pues aquí el Ángel del Señor se le apareció en sueños, y le dijo: “José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados” (Mt 1, 20). Luego, “Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer” (Mt 1, 24).

Casa de la sagrada Familia en Egipto

Casa de la sagrada Familia en Egipto

San Juan Crisóstomo, Padre de la Iglesia, nos lleva a la meditación de la Sagrada Familia en su huida a Egipto guiada por san José: “¡Admiren una vez este acontecimiento maravilloso! Palestina persigue a Jesús y Egipto lo acoge y lo salva de sus cazadores. Y entonces, el ángel ya no se le aparece a María sino a José y le dice: -Levántate, toma al niño y a su madre. Ya no dijo como antes lo hizo toma a tu esposa, sino toma a su madre, porque ahora, luego del nacimiento, José había dejado de dudar, y creía firmemente en la verdad del misterio. Por lo tanto, el ángel le habla con mayor libertad, sin llamar a Jesús su hijo, y María su esposa, sino diciendo toma al niño y a su madre, y huye a Egipto.

Báculo y Manto de san José

Báculo y Manto de san José

El carpintero fuerte de Nazaret, José, hijo de Jacob, fue elegido por Dios para ser esposo de la Virgen María, y lo señaló mediante una vara de almendro que floreció en su mano cuando los sumos sacerdotes de Jerusalén convocaron a los varones de Judea para encontrar a quien tomaría por esposa a la hija de Joaquín y Ana, la doncella educada y formada en el Templo en un privilegio al que pocas niñas aspiraban.